Fruit Cart
Habana, Cuba
The carretilleros (fruit carts vendors), are the people who sell fruit, vegetable and food on the streets. They were very popular before 1959 but disappeared with the restrictions and regulations of the new government of the Revolution. Due to the dramatic economic situation in Cuba, these regulations and restrictions had to be modified. Now, after the new economic measures, this tradition has flourished again.
Cubans can obtain a permit to market products made or harvested by themselves or by others who are self-employed, such as ice cream, sweets, flowers, handicrafts and more. Sellers usually opt for the alternative of selling on the streets, since it is cheaper and easier, due to the necessary requirements to open a store.
Wheelbarrow designs are diverse: a simple wheelbarrow pushed; practical, a wheelbarrow attached to a bicycle or sophisticated, with an implemented roof, with glass showcases or even with refrigerators.
With the resurgence of the carretilleros, a great Cuban tradition also resurfaced, the proclamation. The proclamation is the call of these vendors to their customers, it is the call in the streets that lets you know they are close, so that customers know that the vendor is there. So nice and sweet were the callers’ songs in ancient times that they inspired great artists to compose their songs, thus remaining ingrained in Cuban history and culture forever. Examples of these are El Manisero, by Moisés Simmons and popularized by the famous singer Rita Montaner and the famous composer Bola de Nieve; The fruit bowl, by Ernesto Lecuona; The sweetie is leaving, by Rosendo Ruiz and Frutas del Caney, by Félix B. Caignet.
Los Carretilleros
Habana, Cuba
Los carretilleros, son las personas que venden frutas, vegetales y viandas ambulantemente. Eran muy populares antes de 1959 pero desaparecieron con las restricciones y regulaciones del nuevo gobierno de la Revolución. Debido a la dramática situación económica en Cuba, estas regulaciones y restricciones tuvieron de modificarse. Ahora, tras las nuevas medidas económicas, ha vuelto a florecer esta tradición.
Los cubanos pueden obtener un permiso para comercializar productos confeccionados o cosechados por sí mismo o por otro trabajador por cuenta propia, como helados, dulces, flores, artesanía y otros. Los vendedores usualmente optan por la alternativa de vender en las calles, ya que es más económico y fácil, debido a los requisitos necesarios para abrir una tienda.
Los diseños de las carretillas son diversos: sencillos, una simple carretilla empujada; prácticos, una carretilla adjuntada a una bicicleta o sofisticados, con un techo implementado, con vitrinas de cristal o incluso con neveras.
Con el resurgir de los carretilleros, resurge también una gran tradición cubana, el pregón. El pregón es el llamado de estos vendedores a sus clientes, es el aviso para las personas que no están en la calle en ese momento, para que sepan que el vendedor está allí. Tan dulces y simpáticos eran en la antigüedad los cantos de los pregoneros que inspiraron a grandes artistas a componer temas de ellos, quedándose así grabados en la historia y cultura cubana para siempre. Ejemplo de estos son El Manisero, de Moisés Simmons y popularizado por la famosa cantante Rita Montaner y el afamado compositor Bola de Nieve; El frutero, de Ernesto Lecuona; Se va el dulcerito, de Rosendo Ruiz y Frutas del Caney, de Félix B. Caignet.